Palomas fotógrafas
Suena el despertador con el áspero rugido de un dragón, proclamando el inicio de un nuevo día. Con un movimiento a un tiempo perezoso y decidido, se despierta el noble espíritu del fotógrafo, quien, tras desperezarse como un felino al alba, gira su cabeza para verificar que su fiel Leica reposa tranquila sobre la mesita de noche. En su semblante, una sonrisa asoma, como si la propia alegría se posara en su rostro; el recuerdo del día precedente llena su pecho de vibrante asombro.
En aquel día, la plaza era su reino y la fuente, su musa. Allí, con la luz filtrándose entre los árboles como oro en polvo, se encontraba inmerso en la noble actividad de capturar desenfoques de las aguas danzantes y las palomas que merodeaban con aires dignos. Fue en ese instante de ensimismamiento cuando un inesperado golpe en su hombro izquierdo le sorprendió, haciendo que la cámara, su inseparable compañera, temiera caer al suelo, pero la salvaguardó la correa, cual fiel escudero.
Al girar su rostro, la verdad se le reveló en la forma de una paloma mensajera que, veloz como un pensamiento, se alejaba. En su dorso, un arnés sujetaba una mini cámara fotográfica, un artefacto que parecía sacado de un cuento fantástico. No tuvo tiempo de discernir la marca grabada en la diminuta máquina; solo pudo captar un punto rojo que se marchaba con la paloma, dejándole en un estado de perplejidad, pues sabía que tal insignia, sin duda, pertenecía a la renombrada marca alemana.
Descendiendo la mirada, sus ojos se posan sobre un papel enrollado que yace a sus pies, el cual, al instante, asocia con la huida de la paloma. La inquietud le asalta: ¿se le ha caído a la mensajera? ¿Por qué porta un arnés y una cámara? Con una mano temblorosa, recoge el papel, desenrollándolo con la cautela de un descubridor que teme desvelar un secreto antiguo. En él, encuentra la profunda sentencia: “No soy tendencia, soy historia”.
Tal revelación le deja perplejo, mas su mente comienza a trabajar con vigor; una idea se asoma a su pensamiento. ¿Y si esto es parte de una astuta estrategia de marketing por parte de Leica? Un recuerdo le asalta, el de la última reunión con su grupo de camaradas fotógrafos, aquellos de la “Agrupación ISO/100”, donde uno de ellos, con aires de conspirador, había insinuado rumores sobre una campaña inédita que emplearía palomas mensajeras. ¿Podría ser esto una realidad y no un mero producto de su imaginación? La chispa de la curiosidad se aviva en su pecho, y con renovado fervor, su mente comienza a concebir el siguiente capítulo en su propia historia fotográfica.